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jueves, 9 de noviembre de 2017

DEMOCRACIA EN VENEZUELA - ¿CÓMO LOGRAR EL OBJETIVO DESEADO? (UN ENFOQUE ESTRATÉGICO)


El régimen encabezado por Nicolás Maduro se fortalece a medida que destruye el proceso electoral y la representatividad pluralista en el país. El modelo social y económico del régimen hunde cada vez más al país en miseria y no parece haber salida. La oposición demócrata se debilita y busca alternativas para restaurar al país con el objetivo simple de cualquier demócrata: crear las condiciones para que existan democracia y libertad, bases de la prosperidad y el bienestar.
En un momento se pensó que era posible obtener el cambio y las condiciones haciendo una coalición electoral opositora y enfrentando al oficialismo en contienda directa. El régimen se endurece ante la debilidad de la voluntad del compromiso ciudadano de votar, y esa vía está arrinconada en un callejón sin salida debido a las argucias y manipulaciones del mismo régimen. Aun así la vía electoral no debe descartarse por completo.
Hay quien está esperando que algún sector de las Fuerzas Armadas se harte del desastre económico, administrativo y fiscal de un régimen secuestrado por delincuentes, y que de alguna manera ponga orden.  Esta vía es un callejón sin destino conocido. Tanto adeptos al modelo y legado del “Comandante Eterno” como algunos que puedan permanecer en el seno castrense opuestos a dicho legado pudiesen hacer intentos que difícilmente lograrán sacudir al régimen en el poder, dado su apoyo externo por el régimen cubano. Aun así no debe descartarse la necesidad del apoyo de sectores en las FF.AA. durante el proceso de restauración de las condiciones democráticas del país.
Unos últimos suponen que una posible intervención extranjera de corte militar, sea como “operación quirúrgica” o sea como un “cuerpo multinacional de cascos azules” pudiese lograr el cambio de condición necesario. Una intervención de este tipo se puede saber cuándo comienza, pero no cuando termina y es un camino incierto y volátil. Aun así no debe descartarse el apoyo de los aliados internacionales que reconocen a la democracia plena como fundamental para la libertad.
El primer enfoque, el enfoque electoral, es el más cercano al objetivo de crear, preservar y fortalecer la democracia. La MUD como agrupación electoral con el objetivo de retar al oficialismo tuvo su momento y razón de ser. Las energías opositoras eran suficientemente fuertes como para suponer que una oposición unida derrotaría a la coalición oficialista en las urnas y eso efectivamente sucedió. Las elecciones del 2013 que llevaron al poder a Maduro fueron ganadas por la oposición, como ha sido admitido por personas cercanas a dicha elección. El fraude electoral derrotó al candidato de la MUD, y cuando hacía falta no se utilizaron las otras armas de la democracia y la sociedad civil: protesta popular, denuncia de la prensa, apoyo de ONGs independientes y aliados internacionales, etc., por fallas del liderazgo opositor.
Los resultados de las elecciones parlamentarias del 2015 fueron tan abrumadoramente en contra del oficialismo que reflejan el verdadero sentimiento del país en relación con la gestión de gobierno. El resultado fue tan contundente que sobrepasó la posibilidad de fraude que existe cuando los márgenes son menores al 5% del electorado. Dos lecciones de estos comicios son importantes: que la participación electoral masiva es posible e importante, y que las entropías intrínsecas a la coalición electoral de la MUD no son conducentes a una gestión efectiva. El fracaso en la gestión de la Asamblea Nacional  para imponer el estado democrático es directamente atribuible a esa entropía.
Como he definido en otro lugar, los partidos son agrupaciones de personas con ideología compartida con el objetivo de llegar o de influenciar al poder. Las diferencias ideológicas entre partidos eventualmente desintegrarán una coalición opositora como la MUD, tal y como ocurrió. Un grave error de percepción tanto de dirigentes dentro de la MUD como del electorado, comentaristas y observadores es haber considerado a la MUD como un partido político y querer operar o tener expectativas de que se comportara como tal. La coalición electoral de la MUD no agrupa personas con ideología compartida, agrupa partidos con el objetivo de crear condiciones para una contienda electoral democrática y, dentro de esos partidos, individuos con ambiciones personales pragmáticas. El problema es que en dicha agrupación algunos suponían un grado de observancia y obediencia política de sus miembros que no es realista. Aun cuando se hicieran primarias para escoger un candidato único de oposición, es probable que hubiese opositores que no votarían por dicho candidato en la elección general por muchas razones, y todas relacionadas con el amplio espectro ideológico de los partidos políticos que contiene la oposición.
Las elecciones regionales del 15 de octubre resaltaron las debilidades estructurales de este enfoque y su caducidad. Tanto por el endurecimiento del régimen y sus destrezas en perpetrar manipulación y fraude electoral como por el fraccionamiento natural de la coalición electoral opositora, hay que llegar a la conclusión que la vía electoral planteada como contienda entre una agrupación oficialista y una agrupación opositora está cerrada. Eso no significa que la vía democrática está cerrada.
Si se ven las cifras de participación del electorado, puede verse que los grupos aglutinados por el oficialismo nunca han superado mucho más del 33% del registro electoral en todas las elecciones desde las de 1998. Ante esa realidad numérica, en caso de persistir por la vía electoral, sería más efectivo competir separadamente, enfocarse en aumentar la participación electoral, y gobernar coordinadamente, es decir un nuevo “pacto de Punto Fijo”. Pero esto solo podrá ocurrir en caso de tener contiendas electorales imparciales, para lo cual las condiciones no existen en la actualidad.
Democracia es una condición en la cual la ciudadanía participa en el gobierno. Esta participación se manifiesta mediante elecciones, mediante protestas, en agrupaciones civiles de interés focalizado (federaciones, sindicatos, asociaciones, organizaciones, iglesias) y por supuesto con prensa tanto libre como clandestina. Las elecciones en este momento en Venezuela han sido apropiadas/secuestradas por el régimen. Las otras armas de la democracia se mantienen vigentes. Para recuperar la plena democracia en Venezuela hay que recuperar las elecciones libres e imparciales y ese debe ser el objetivo tanto de la aplicación de las otras armas de la democracia como de los otros dos enfoques mencionados al principio. Una vez recuperadas las elecciones, entonces podrán debatirse las ideologías y sus variantes entre sí, incluyendo social democracia, democracia cristiana, liberalismo, e incluso el comunismo en su ropaje chavista demócrata.
El segundo enfoque, un levantamiento militar, se basa sobre la ilusión de que el poder militar es el árbitro final de la democracia en el país. Esto tiene raíces en varias líneas culturales y de pensamiento, pero todas derivan de la añoranza paternalista por el liderazgo fuerte y de la asociación mental (por demás lógica) de las armas con el poder. La ciudadanía y el poder civil no pueden claudicar ante esta ilusión. El alto riesgo que implica dejar en manos de unos pocos ambiciosos (armados) los destinos del país nunca ha tenido resultados positivos—ni en Venezuela ni en ningún otro país del mundo. Los proponentes de este enfoque dan por sentado que salir del régimen por cualquier vía es esencial, pero no se les puede hacer un llamado a “los militares” para que tumben al gobierno sin un resultado planificado y con un sentido estratégico. Es probable que existan militares ambiciosos que piensan que el legado de Chávez está siendo traicionado y que ellos pueden poner mano dura para proteger dicho legado. Eso sería un desastre para las verdaderas aspiraciones democráticas del país.
Las Fuerzas Armadas se han convertido en un gran pulpo multipropósito. Su injerencia en el sector civil es agigantada y creciente, profundizando el objetivo de Chávez de establecer un gobierno “cívico-militar,” modelado bajo el mismo tipo de estructura existente en Cuba. Esto ha resultado que Venezuela fácilmente tenga el mayor número de generales per cápita a nivel mundial (salvo, quizás, Cuba). Esto—al mismo tiempo que hace pensar que existe un gran poderío militar—es una gran debilidad.
El sector militar con mando efectivo de tropas en Venezuela es proporcionalmente menor que en un gobierno civil. El sector civil democrático debe tomar la iniciativa de cambiar el poder y buscar alianzas con el sector militar con mando de tropas. El cambio democrático tiene que surgir del sector civil, y algunos sectores militares aliarse al movimiento. No debe ser lo contrario, puesto que esa vía es conducente a una nueva represión totalitaria. Es decir, no se descarta la necesidad de una alianza con algún sector militar opuesto al régimen, pero esta alianza debe ser iniciativa civil, demócrata y liderada por dichos demócratas civiles, no al revés. Los militares se deben sumar a la inercia positiva de un movimiento que busca restaurar las condiciones de democracia, tal y como ha sucedido históricamente en toda transición hacia una democracia exitosa, puesto que esta será la única manera de defenderse de la represión brutal que surgirá del régimen ante la posibilidad de enfrentarse a su final.
Por último el tercer enfoque, el de intervencionismo militar extranjero debe ser discutido. Hay quienes piensan que dado que la vía electoral está trancada y que “los militares del país están vendidos al régimen”, no hay opción posible salvo una intervención militar extranjera que “cure el cáncer” que aflige al país; que no hay solución interna posible. El argumento a favor de esta opción postula que el liderazgo político en el país es inefectivo y nunca podrá salir del régimen. Esta opción es una variante del segundo enfoque, salvo que descarta la posibilidad que los militares en el país tomen acción en contra del régimen, y por ello solicitan su equivalente extranjero.
Suponer que esta medida desesperada de alguna manera pueda resultar en un resultado positivo para el país, es una falacia. Una intervención de este tipo fraccionaría aún más el país entre enemigos acérrimos, y precipitaría una verdadera guerra entre “nacionalistas”, “patriotas”, “independentistas”, “defensores”, y cualquier otro auto-nombrado que se sienta con derecho a opinar mediante un fusil, saliendo a la calle. Adicionalmente, los intereses geopolíticos de Cuba, Rusia y China harían del conflicto uno excesivamente cruento y largo. Este es un escenario que tendría una fecha de inicio con acciones concretas y ciertas, pero una fecha final totalmente desconocida con resultados inciertos. Para los proponentes de esta opción una consecuencia certera sería la eliminación de cualquier semblanza o personaje del liderazgo de la oposición política actual, sea por descrédito o físicamente.
El apoyo internacional para el cambio del régimen en Venezuela es esencial y dicho apoyo ha presionado de manera efectiva hasta ahora. Las sanciones individuales y corporativas están cercando al régimen. El reconocimiento a la Asamblea Nacional y al Tribunal Supremo en exilio –y el desconocimiento a la Asamblea Nacional Constituyente—son de gran ayuda para lograr una transición política; la comunidad está a la espera de un nuevo Consejo Nacional Electoral. 
No se podrá salir del régimen sin lograr un acuerdo con el régimen cubano y en eso la comunidad internacional es fundamental. No se podrá salir del régimen (lamentablemente) sin obtener un lugar al cual dirigentes del régimen puedan “escaparse”, para lo cual transacciones internacionales hacen falta. No se puede recuperar la economía del país, enfrentarse al problema de la deuda, ni obtener la ayuda humanitaria necesaria sin la comunidad internacional. No se podrá convocar elecciones percibidas como imparciales sin colaboración internacional. Esos son los enlaces, acciones y apoyos que hacen falta construir, no una intervención militar internacional que acrecentaría el caos y la destrucción.
El objetivo es crear las condiciones para que existan democracia y libertad. La combinación estratégica de los tres enfoques discutidos es necesaria para crear estas condiciones. Cada uno es una pieza del rompecabezas que debe ser armado por el cuerpo civil democrático del país. Sin este trio de acciones coordinadas estratégicamente, el régimen se mantendrá por el futuro previsible y el país caerá en mayor miseria, esa miseria que no permite otra acción sino las de la supervivencia del día a día.

viernes, 6 de enero de 2017

Manifiesto por Venezuela

Hace casi sesenta años, una generación de venezolanos se manifestó en contra de un gobierno que coartaba participación, limitaba oportunidad y detentaba las herramientas del poder con aras a mantenerse en el mismo. Esta generación originaria contaba con líderes e intelectuales provenientes de múltiples sectores; que habían sido perseguidos y asediadados; forzados a la clandestinidad o al exilio por decreto o por principio; con venezolanos de larga data, de generación reciente y de adoptivos.

Algunos de estos originarios habían participado en el primer experimento democrático de la segunda mitad de la década de los ‘40 y reconocieron los errores de ese período, tratando de corregirlos y ser más incluyentes en este nuevo intento democrático. Todos ellos veían en el país un gran potencial de futuro al alcance de la mano y aquel gobierno de turno, transformado en régimen de dictadura, mantenía los rezagos del personalismo haciendista del pasado. Al sacudirse de ese régimen, y ante la oportunidad de reconstruir las bases de la república los principios liberales de estos originarios incluyeron:

  •         Protección de la dignidad humana
  •         Igualdad de oportunidad
  •         Igualdad ante la ley
  •         Respeto a las minorías
  •         Libertad de expresión tanto en voz como en voto
  •         Derecho a la propiedad individual

Estos principios parten del derecho universal a la libertad, derecho fundamental adquirido por todo ser humano nacido en esta tierra. Estos principios fueron base de constitución, gobierno e ideología de la hoy llamada “Cuarta República.” Como todo principio idealista, fueron metas a lograr, a perseguir y por luchar. Su implementación incluyó la supeditación de las fuerzas armadas a la sociedad civil (incluyendo separación en forma e institución de las FF. AA. del mundo político), la representación proporcional de las minorías políticas, la no reelección inmediata, y la Independencia del poder judicial, entre otras.

Los años sesenta fueron un período de transición con atentados contra esa promesa de futuro tanto por agentes externos, títeres de la guerra fría, como por agentes internos con ambiciones de poder, reforma unipersonal y costumbres caudillescas. Ante estos embates, los originarios tomaron atajos institucionales y debilitaron sus principios base, infringiendo libertades y derechos, alienando minorías, suspendiendo garantías a conveniencia, y alimentando demagogias y populismos tanto a su favor como en su contra, llevando eventualmente a una crisis de madurez política.

Sin madurez política no existe desarrollo posible. La madurez política consiste en proteger los principios universales sobre los cuales se basa el Estado. El desarrollo consiste en estructurar un sistema que permita al individuo maximizar su potencial posible ajustado a esos principios y a los derechos humanos y sociales del hombre. El deber primordial del Estado es defender dicho sistema y crear las condiciones que permitan oportunidades para ese desarrollo individual, semilla del desarrollo nacional.

Hemos visto lo que la falta de madurez política nos ha traído. Líderes políticos aprovechando su posición, otorgada de buena fe por el pueblo elector, traicionaron los principios de defender el estado de derecho y de crear condiciones de oportunidad individual. De esta manera la nación fue llevada a las condiciones en las que se encuentra hoy, tres generaciones después del inicio de aquel experimento democrático original.

El gobierno de Venezuela a principios del S. XXI, nuevamente transformado en régimen de dictadura, ha traicionado al país y su potencial. Las causales de dicha traición son arrogancia, sectarismo y ambición de perpetuidad en el poder. La traición se manifiesta con el sufrimiento y daño causado a la nación mediante acciones directas e intencionales, entre las cuales se pueden enumerar las siguientes:

  • Ha infligido destrucción de bienes patrimoniales de la nación, tanto naturales como humanos.
  • Se ha burlado de la defensa de los derechos humanos y sociales de todos los venezolanos, incluyendo vida, libertad, salud, trabajo y educación.
  • Ha pervertido la democracia representativa, distorsionado el sistema electoral y desconociendo la voluntad popular tanto de resultados como de intención.
  • Ha causado el empobrecimiento brutal de la población, insistiendo en la aplicación de un modelo asfixiante de toda iniciativa que no esté bajo el control estricto del estado mediante usurpación, regulación excesiva o amenaza directa.
  • Ha abdicado la soberanía a naciones extranjeras tanto en los recursos del país como en su defensa, haciendo negocios, tratados, hipotecas y acuerdos secretos con naciones y entidades extranjeras.
  • Ha supeditado el poder civil al poder militar, denigrando el rol de ambos en la conformación de un Estado centrado en la libertad del ciudadano como condición básica.
  • Ha obstruido la administración de justicia y la legalidad, interfiriendo repetidamente en la independencia judicial con el fin de reprimir oposición legítima a sus políticas.
  • Ha protegido y facilitado prácticas corruptas y criminales de sus miembros, adeptos y acólitos, contribuyendo activamente al colapso del contrato social basado en el respeto a la ley, la propiedad y la vida.
  • En afán de hipertrofia cancerígena ha debilitado, intervenido, socavado, sustituido, callado  o atacado organismos e instituciones independientes de la sociedad civil tales como sindicatos, cámaras de comercio, asociaciones vecinales o educativas, la iglesia, colegios y gremios profesionales, la prensa y otros que canalizan y amplifican la voz ciudadana ante el gobierno.
  • Ha sembrado y exacerbado odios fratricidas entre el pueblo venezolano dividiendo y debilitando el gentilicio nacional.
  • Ha esquivado la responsabilidad de defender la integridad física de la nación al desistir, por conveniencia política de una nación extranjera, a la negociación legítima del diferendo territorial del Esequibo.

Estas causas enumeradas bastan para inculpar al régimen de usurpadores que manejan los destinos de la nación de traición a los principios fundamentales que conforman un estado y un país, y la protección y defensa de sus pobladores. Ante esa traición, es legítima la invocación de defensa implícita en el artículo 350 de la Constitución vigente de la nación:

“El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.”

Hay venezolanos en el territorio y en el extranjero dispuestos a ser fieles a esa lucha. Dispuestos a poner en práctica ideales para construir un futuro posible que necesita reconocer el pasado y utilizar el presente; que necesita reconocer que construir un país es un proceso permanente, no una meta lograda; que necesita de todos los venezolanos, permitiendo que sea cada uno el que construya su parte del país.

El régimen de usurpadores ha traicionado lo que significa ser gobierno y será juzgado como tal. Los colaboradores desde la oposición facilitando el subdesarrollo político serán llamados a justificar su responsabilidad. La República de Venezuela ha sido, es y será siempre una sola y los principios universales que rigen estados bajo preceptos de justicia, respeto a los derechos y democracia prevalecerán cuando el pueblo unido reclame y ponga a usurpadores y colaboradores en su lugar de la historia. Así será.

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lunes, 19 de diciembre de 2016

La Violencia en Venezuela: Fractura Intencionada

“Hoy en día, sin embargo, tenemos que decir que un estado es una comunidad humana que (exitosamente) reclama el monopolio sobre el uso legítimo de la fuerza física sobre un territorio determinado.”
 – Max Weber

En el lenguaje de Weber, fuerza física se refiere a violencia y es así como se ha interpretado desde que esas palabras fuesen dichas en un discurso en la entreguerra del S. XX en Alemania. Aclara Weber que el uso legítimo es la defensa del orden público y las fronteras, y que el estado delega en sus representantes (policía, etc.) ese uso dentro del marco de un estado de derecho: “…el derecho al uso de fuerza física se asigna a otras instituciones o individuos solo hasta el nivel que el estado lo permita.”

Los resultados indican que Chávez fue un político sagaz. Llegó y se mantuvo en el poder manteniendo un espejismo de democracia mientras consolidaba una autocracia partidista para encaminar al país hacia su proyecto socialista marxista basado en el modelo cubano. A 24 años de su primer intento golpista de tomar el poder, Venezuela tiene el modelo político y de gobierno cubano en plena vigencia, su (fallido) modelo económico en avanzado proceso de implementación, y un modelo social en caos. También, sin duda, fue un político con suerte. Su mayor suerte es...



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miércoles, 17 de agosto de 2016

Populismo, o la Ceguera Colectiva que Conduce los Pueblos al Abismo.

Abdicando Gobierno: Cuando las Instituciones Fallan
Es famosa la descripción que diese Winston Churchill de la democracia como el peor de todos los sistemas de gobierno salvo todos los demás. La democracia, se ha argumentado, lleva dentro de sí las semillas de su eventual destrucción al permitir en su seno, por definición, voces y facciones que se oponen a ella. Y es que con la democracia sucede que el derecho al voto universal es considerado el desiderátum—y sí lo es; pero sin lugar a dudas ese voto universal es capturado ocasionalmente por líderes que escuchan voces de un público insatisfecho dentro del sistema. Voces que se hacen eco en esos líderes que usan las libertades del sistema democrático para aprovechar las emociones surgidas de insatisfacciones heterogéneas, y a veces contradictorias, y aglutinan un movimiento político en contra del frío razonamiento pragmático que ofrecen los líderes tradicionales. Un movimiento popular con la intención de reescribir instituciones políticas y sociales existentes fuera de las fórmulas y soluciones trilladas difundidas por las élites y la intelectualidad del status quo.  Un movimiento que se describe usualmente como populismo.

El ciudadano común tiene muchas cosas en mente: su familia, su trabajo, su jardín. El ciudadano común tiene muchas ocupaciones y prefiere dedicarse más a ellas que a la función de gobierno. El ciudadano común quiere tener la confianza y satisfacción de que su gobierno es conducido por personas que protegen sus intereses en la mejor medida posible. Esas son las condiciones del contrato político que el ciudadano, el pueblo exige de su gobierno e instituciones. Cuando los dirigentes públicos rompen ese contrato, esa confianza, surge la insatisfacción y se siembra la semilla del populismo.


Como condición adicional, el populismo florece no sólo cuando la insatisfacción es generalizada, sino cuando las instituciones existentes—políticas, económicas, sociales y mediáticas ignoran dicha insatisfacción o no ofrecen un mensaje claro acerca de cómo responder a ella—es decir fallan en su rol. Los síntomas de instituciones que fallan incluyen:



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lunes, 30 de noviembre de 2015

Alfa y Omega del Socialismo del S. XXI


El único verdadero aporte a la discusión sobre socialismo, marxismo y capitalismo que aportó Heinz Dieterich Steffan fue crear una frase que hacía creer que un viejo y anticuado modelo podía ser renovado bajo un nuevo lema; algo así como decir “Ese Socialismo sí Refresca”: el Socialismo del S. XXI. Su libro es una serie de conceptos trillados, mitos mal concebidos e ideas mal fundamentadas que pocos leyeron y menos analizaron. Pero sobre ese lema, ese slogan de juventud y supuesto cambio de ideas—cuyos resultados históricos estaban a ojos vista—sobre ese fundamento de barro resbaladizo en 1999 se echaron las bases, el Alfa del gobierno y cambio social de Venezuela. Y ahora llegamos aquí, a las consecuencias.
El comunismo (estadio superior del socialismo) y el capitalismo ven la interacción fundamental de intercambio entre partes –la transacción—de manera muy distinta.  En el modelo comunista, la transacción es un evento suma cero es decir, una de las dos partes resulta favorecida sobre la otra—la riqueza (el bienestar) se distribuye: una parte pierde y la otra gana. El modelo capitalista postula que la transacción es un intercambio y satisfacción de necesidades—la riqueza (el bienestar) se crea y ambas partes ganan.

He aquí la falla fundamental del socialismo como modelo y su atractivo particular especialmente para una sociedad rentista. Si la riqueza... 


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jueves, 1 de octubre de 2015

Promesas Cumplidas


Chávez cumplió su promesa de conducir al país hacia un nuevo destino, una nueva sociedad la cual, en su mente, comparaba con un mar de felicidad.  Desde un primer momento visualizaba al modelo cubano como el modelo a seguir y nunca lo negó. Quienes negaron que el proponía esa vía fueron un gran número de venezolanos, empezando por los medios de comunicación y los políticos que se dejaron seducir por el discurso y los ojos de Chávez.

Poco después del intento de golpe de estado el 4 de febrero de 1992 por Chávez contra el presidente Carlos Andrés Pérez, el mundo político respondía de la siguente manera: 
2 de Abril 1992: La Marcha del Silencio exige la “libertad de los insurgentes y la renuncia de Pérez.” La marcha fue convocada a pesar de estar las garantías suspendidas a raíz de la intentona golpista.
Oswaldo Álvarez Paz (27 de Abril, 1992): “No tengo dudas en cuanto a la rectitud de propósitos que los animó a la aventura del 4-F.”
Claudio Fermín (octubre 1992): hay que considerar “la posibilidad de decretar una amnistía para los militares y encapuchados” del golpe.
Luis Herrera Campíns (2 de noviembre 1992): el expresidente “considera posible que los rebeldes de febrero puedan aportar ideas para salir de la crisis, por lo que reta al Presidente Pérez a ponerlos en libertad y permitir que busquen sus votos en la calle”.

Solo pasarán veinticinco días de esas declaraciones de Herrera Campíns cuando...


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sábado, 12 de septiembre de 2015

Vida y Muerte de un País

El luto duele y perdura. Cuando un ser querido se va siempre queda la huella, profunda y viva, lista para aflorar en el momento menos esperado y herirnos nuevamente con el dolor de su partida. En el esquema clásico de la psicóloga Elisabeth Kübler-Ross encontramos una interpretación que nos permite aclarar los sentimientos que tenemos muchos venezolanos sobre la triste situación que se vive en nuestra patria. Las fases de luto y muerte que ella cataloga son: Negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Aceptación del resultado final.

Aun cuando Kübler-Ross establece que no necesariamente estas etapas o fases siguen un orden preestablecido, y a veces se repiten, el consenso general es que esa es la secuencia en la que el luto por un ser querido o la aceptación de su destino de un desahuciado ocurre. Veamos cómo aplica en Venezuela.

En una primera instancia, en el período 1992 a 1998...





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sábado, 6 de junio de 2015

Cuando las Mayorías Pierden.

To read this essay in English click here.

La fecha no está anunciada aún, pero aparte de la muy verdadera posibilidad de fraude, hay razones estructurales por las cuales hay gran probabilidad de que el chavismo mantenga el control de la Asamblea Nacional en las elecciones venideras. Datanálisis arroja que alrededor del ochenta por ciento del universo votante en Venezuela se opone al gobierno de Nicolás Maduro. Esto haría pensar que las elecciones parlamentarias serán arrasadas por la oposición. Sin embargo, estar contra Maduro no es necesariamente ser antichavista.   Los opositores al chavismo, sumados a los opositores de Maduro suman gran mayoría pero no necesariamente eso hará que la Asamblea Nacional electa este año sea antichavista.

El Universo electoral se puede dividir en cuatro grandes grupos: Chavistas pro-maduro, Chavistas anti-maduro, Antichavistas pro-MUD, y Antichavistas anti-MUD. Los grupos chavistas...




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EL ENGENDRO DE LA VIOLENCIA

La violencia política es un instrumento cuyo resultado genera resentimientos, incertidumbre e inestabilidad en una nación. El éxito de su ap...