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domingo, 13 de julio de 2025

YO INMIGRANTE - RAYMA SUPRANI

El 10 de julio tuve la oportunidad de asistir a una presentación en Miami, organizada por Adriana Meneses y Silvia Cohen en los espacios del Hilton Aventura, del libro Yo inmigrante, de Rayma Suprani. En el evento el Dr. Asdrúbal Aguiar expuso reflexiones surgidas por las imágenes trágico-humorísticas plasmadas por la artista.

Rayma nos ilustra al inmigrante como una persona que renace en nuevas tierras. Una persona que, dejando atrás su país de origen con dolor, renuencia y duda, se lleva una maleta cargada de su ser. Una persona que siembra semilla, y echa raíces incorporando su pasado para construir su nuevo presente, mientras espera otro futuro al que había forjado anteriormente. Pero más allá de una persona, el libro captura la tragedia de la emigración masiva venezolana, obligada a decidir entre dos opciones difíciles, personales pero colectivas al mismo tiempo: “me quedo / me voy”.  Recorriendo cinco ciudades y tres países, las caricaturas ilustran las dificultades individuales y colectivas de la llamada diáspora venezolana, un exilio brutal en cifras e impacto  

Las razones para emigrar las conocemos de sobra, y algunas de las ilustraciones las traen a flor de piel. Hay razones económicas, hay razones de persecución, hay razones de desesperación. Rayma astutamente, sin embargo, se enfoca más sobre el inmigrante que en el emigrante, el revés de la moneda. Nos ilustra la añoranza, el choque cultural y la adaptación en nuevas tierras. Algunas de sus dibujos nos muestran el aporte y mezcla que todo inmigrante lleva a la tierra que lo acoge, a la vez que la aceptación del inmigrante de esas otras tierras y culturas. Sin romanticismo espurio, pero con gran corazón, el libro nos transmite la tormenta de emociones y transformación que embate a todo aquel que se ha visto obligado o ha decidido buscar mejor vida en las oportunidades del espejismo de tierras prometidas; de allí surge la reflexión del Dr. Aguiar.

El Dr. Aguiar nos recuerda que la llamada diáspora es un término histórico utilizado para describir a la nación judía antes de 1948. Una nación sin sitio geográfico, pero constante en el tiempo – una nación sin país desde tiempos del antiguo testamento. Así nos nos destaca el Dr. Aguiar la importancia del sentido de nación. Hoy en día llamamos diáspora a diversos exilios masivos, en este caso el venezolano.  Obligados por diversas razones, pero en particular por la miseria y obvia falta de nuevas oportunidades en el país, alrededor de ocho millones de venezolanos han abandonado el territorio que los vio nacer en busca de mejores destinos; de una tierra prometida.

Ocho millones se dice fácil, pero la comprensión de su escala no lo es tanto. Aparte de representar un desmedido porcentaje de la fuerza laboral productiva del país, es algo más de la cuarta parte de la población que existía en el país antes de la emigración masiva. Ocho millones de personas es casi la población de Uruguay, Jamaica y Puerto Rico sumadas juntas. Es casi el doble de la población de Panamá. Supera con creces la población de Costa Rica, Irlanda, Noruega, Finlandia, El Salvador, Nicaragua, o Paraguay; es la mitad de la población de Chile o Guatemala, una sexta parte de la población de España. En los EE.UU., solamente nueve estados de los cincuenta tienen más de ocho millones de habitantes. Massachussets y Colorado tienen menos que eso. Ocho millones de personas es un c*****zo de gente (disculpen la palabra, pero la emoción nubla la razón y la medida de la lengua).

Hace casi diez años escribí con alarma en uno de mis libros, La Venezuela imposible, que un 10% de la población se había ido del país, huyendo por políticas sociales y económicas malsanas, y la represión del régimen totalitario, mermando recursos y talento necesarios para la recuperación. Nunca pensé que llegaríamos a una cuarta parte de la población en exilio e iríamos rumbo al tercio, por las políticas intencionales del régimen para utilizar al exilio como fuente de divisas.

Al llegar a estas cifras de población, el Dr. Aguiar pondera acerca de su significado y nos relata la anécdota de una conversación que tuviera hace algunos años con Ramón J. Velásquez, senador y presidente interino de Venezuela.  Le decía Velásquez que la condición del venezolano estaba cambiando radicalmente. “Abandonaron sus casas y se fueron a la calle para no regresar” fueron las palabras de Velásquez. El venezolano pasaba de espectador esperando prebendas, a protagonista de sus destinos. Es decir, estaba descubriendo la libertad, y lo difícil que es lograrla y mantenerla.

El Dr. Aguiar nos argumenta en sus muchos escritos y presentaciones acerca del conflicto entre las levitas y las espadas en la historia de Venezuela. En este evento nos muestra nuevamente una faceta de su argumento central: el corazón fundacional de Venezuela se basa en principios libertarios y civiles, enfocados en el derecho a la libertad, la propiedad y la oportunidad del individuo y su responsabilidad propia, regidos por la democracia representativa, ideas inspiradas por la revolución liberal del S. XVIII. Aguiar tiene las pruebas fehacientes de ello, no solo por el texto del documento de la Declaración de Independencia, sino por los escritos contemporáneos e inmediatos de los próceres civiles de la época, Roscio, Bello, Toro y muchos otros (incluso Páez). Estos nombres en su mayoría están relegados hoy a nombrar escuelas en el mejor de los casos, debido a la historia reescrita por las espadas y la glorificación del cesarismo democrático definido por Vallenilla Lanz, e inspirado en la gesta heroica del Libertador Simón Bolívar.

Con mucha razón, Aguiar nos dice que los idos, llamémoslos exilados, no son los únicos que han perdido el terruño natal, su país: los que se quedaron también, llamémoslos nacionales. Venezuela como el país que tantos conocimos, estemos fuera o adentro, ya no existe verdaderamente. Por eso el pueblo, los ciudadanos, han hallado, o reencontrado, el concepto de libertad, tal y como lo concibieron nuestros padres fundadores, intrínseco a la nación venezolana. Una nación que se perdió, no hace treinta años, sino mucho antes, entre las espadas que diezmaron la población repetidamente, hasta hacer de los pobladores un pueblo de sobrevivientes en busca de un hombre fuerte que los protegiese de las mismas espadas que empuñaba, de las enfermedades, y de la miseria. El pueblo perdido, sin ciudadanos empoderados, sin otro ideal que el rebusque y la viveza para la supervivencia, buscando arrimarse al gran árbol que lo cobija de toda inclemencia. Un pueblo conducido por ese gendarme en un territorio llamado país, no una ciudadanía conductora de una nación.

Es por esto que el Dr. Aguiar compara al exilio venezolano con la diáspora judía.  Hemos sido un país sin nación por demasiado tiempo. La reveladora anécdota que nos relata Aguiar de los venezolanos descubriendo la libertad señala un punto de inflexión posible para un nuevo modelo de país. Los ocho millones de venezolanos errantes en busca de libertad y los nacionales luchando por la libertad están forjando la nueva nación venezolana. Una nación concebida hace más de 240 años por nuestros letrados próceres civiles. Una nueva tierra prometida.

Las reflexiones gráficas de Rayma mezclando empatía, humor y tristeza, nos conducen a esta reflexión de un nuevo país, una nación forjada con un modelo de libertad por los errantes tanto en su tierra como afuera. Una diáspora productiva, una gran impronta en el mundo, un gran activo nacional, como lo fueron en sus tiempos los errantes de Irlanda en el S. XIX, del sur de Europa en la postguerra, del pueblo judío, todos manteniendo nación mientras aportaban, renacían y crecían en sus nuevas tierras, sin olvidar sus raíces ancestrales. Expulsados de su paraíso para construir el mundo y trabajar en este valle de lágrimas por la tierra prometida.

RAYMA – SITIO WEB 

YO INMIGRANTE en AMAZON  

Otras reflexiones sobre inmigración por Carlos J. Rangel:

DIAÁSPORA VS. EXILIO VS. EMIGRACIÓN (2017)

THE IMMIGRANT (2016)

Reflexiones sobre las bases del país

ESTRUCTURAS DE DEMOCRACIA Y LIBERTAD (2018)

DISCURSO DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO “LA VENEZUELAIMPOSIBLE” (2017)


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Carlos J. Rangel
twitter: @CarlosJRangel1
threads: cjrangel712

Libros de Carlos J. Rangel:

Libertad y autoritarismo en mitos, relatos y leyendas populares (2024) 
Análisis exhaustivo del retroceso democrático en Venezuela (2017).

Tendencias políticas y campañas electorales en los EE.UU. (2009)


domingo, 11 de mayo de 2025

LEJANÍAS

Hay veces que hemos oído expresiones sardónicas acerca de esos amores de lejos. Pero la distancia y el tiempo no hacen que ciertos amores sean de fantasía. Muchos recuerdan su primer amor verdadero y algunos tenemos la fortuna de todavía vivir con ellos. Los recuerdos de otros amores dejan huella, no se olvidan y forman parte de nuestro ser. Seres queridos que viven a distancia no por eso dejan de ser queridos. Para algunos que hemos perdido seres queridos, su recuerdo es imborrable.

Desnudo, piedra en molde (1966)

Hoy recuerdo a mi madre, Bárbara, nacida en los EE.UU., su amor por un venezolano la hizo amar este país, el país donde nacieron y crecieron sus hijos. Desde 1951, a los 20 años, emprendió su recorrido de amor por Venezuela. Esa década fue de vaivenes entre estudios y exilios de mi padre, hasta regresar a formar hogar permanente en 1960. Dedicada a las artes plásticas y a la música (desde clásica al folclore venezolano) nos inculcó esa amplia apreciación desde temprano, haciendo talleres sabatinos con niños de Chapellin y Sarria en nuestra casa, bajo su guía y la de otros artistas del momento. Su propio momento cumbre como artista fue una exposición de sus obras en el Museo de Bellas Artes. Poco después tuvo que dejar sus ambiciones para dedicase de lleno a nosotros tras el divorcio en 1969, un pequeño escandalo social en aquella época de flux, corbata y largos vestidos. Los 70 la vieron fuera de su medio en Nueva York y, finalmente a finales de la década se regresa a Venezuela, su verdadera patria, la que nos enseñó a querer.

Fiel a sus principios, al inicio de la era de Chávez se regresó a los EE.UU. Durante la época de Franco, mis padres habían hecho un pacto mutuo de no viajar a España, a pesar de querer hacerlo, mientras no cayera esa dictadura. Tras el divorcio y nuestras penurias económicas, ella nunca tuvo oportunidad de ir a esa tierra como hubiese querido.  Mi madre falleció en el 2011 y nos pidió que lleváramos sus cenizas a Venezuela, a su playa preferida, después de que cayese el régimen totalitario de Chávez; régimen que ha continuado con el tirano Maduro. Pero llevaremos esas cenizas pronto.  

Hay demasiadas historias, tal vez no suficientes, del amor de madre, madre cerca, madre lejos y madre más allá. El amor de madre se siente en cualquier lugar, pero siempre nos gustaría tenerla algo más cerca. Nuestras ocupaciones y faenas diarias a veces interfieren con esa cercanía, pero nunca con la que existe en el corazón. En Venezuela hay muchas madres lejos de sus hijos, por muchas razones. El régimen ha fracturado familias despiadadamente, desde el exilio, forzado o desesperado, hasta la prisión o la muerte. Emblemático es el caso de Maria Corina, con sus hijos afuera y ahora su madre también.  Lo que el régimen en su afán de control totalitario represivo nunca logrará es quebrar el amor a distancia de toda la familia venezolana, incluyendo el amor por nuestra querida madre patria. Venezuela pronto será reunificada por la incansable y heroica labor de la oposición democrática que tiene esa meta en la mira. El abrazo maternal nos espera pronto.

Feliz día a todas las madres.

Bárbara (1931-2011), Foto sin fecha, una playa en Venezuela 

miércoles, 6 de mayo de 2015

La Igualdad, la Libertad y la Felicidad

Click here to read this essay in English.

El Acta de Independencia de Venezuela, entre sus justificativos para romper con el gobierno español, incluye uno de los primeros reclamos registrados oficialmente por escrito contra la demagogia y las promesas incumplidas, derivado directamente de un lema de la revolución francesa la cual, irónicamente, había conducido al gobierno con el cual rompía ahora la Capitanía General de Venezuela:

“…nos prometían la libertad, la igualdad y la fraternidad, en discursos pomposos y frases estudiadas, para encubrir el lazo de una representación amañada, inútil y degradante.”

Es así como los conceptos de igualdad y libertad se encuentran en el origen de la nación venezolana—y en las numerosas y sangrientas pugnas fratricidas subsiguientes que ha sufrido desde el 5 de julio de 1811.

Si en lugar de evidentemente complementarios analizamos estos derechos universales como complejamente antagónicos, podemos entender algo mejor el porqué de dichas pugnas y su efecto sobre la felicidad del país.


El Marxismo como Base de la Justicia Social


El debate sobre justicia social tiene entre sus fundamentos principales la premisa de la igualdad del hombre con sus semejantes. Dicha premisa obliga moralmente a la empatía cuando existe desigualdad y busca remediar la condición y aliviar el sufrimiento de los más desafortunados. El corolario de esta línea de pensamiento es...


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ESTE ENSAYO Y OTROS ESTÁN DISPONIBLES EN SU TOTALIDAD EN
LA VENEZUELA IMPOSIBLE: 

martes, 24 de marzo de 2015

El Robo Mayor (2)*

Un País para Querer

Read this essay in English

Siendo joven, una de mis actividades favoritas era recorrer Venezuela. Cuando niño, con mis padres y mis tíos, rodé por esas carreteras, yendo a playas  tanto cercanas como lejanas – Macuto, Naiguatá, Cata, La Restinga… Por el alto llano de Barinas y las montañas de los Andes… y Guayana, sobre el Puente Angostura y hasta el Guri.

Ya algo mayor hacía excursiones frecuentes al Ávila, trasnochando en la Silla de Caracas con amigos de escuela y luego, como joven profesional soltero con compañeros de parranda, reinicié esos recorridos por el país, por Venezuela. Durmiendo en pensiones de mala muerte en San Fernando de Apure o amaneciendo en el carro con dolor de cabeza por el aire enrarecido del Páramo de Mucuchíes; parado sobre piedras del precipicio al final de la península de Araya o acampando en las arenas de Paraguaná con mi hermano, viendo a lo lejos el resplandor nocturno de Amuay. Pisé guano en El Guácharo. Visité reinas de belleza en Barquisimeto. Tomé menjurjes, cervezas y ron en Sorte, Guasdualito y San Francisco de Yare. Comí nieve en el Pico Espejo y caminé tempranas nieblas merideñas junto a mi joven y bella esposa venezolana. Experiencias inolvidables.

Las gentes de Venezuela éramos una sola gente. Andinos o margariteños, maracuchos o guayaneses, caraqueños o llaneros, todos queríamos lo mismo: una mejor Venezuela, un mejor futuro. El anhelo común de todo ser humano. 



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ESTE ENSAYO Y OTROS ESTÁN DISPONIBLES EN SU TOTALIDAD EN
LA VENEZUELA IMPOSIBLE: 

YO INMIGRANTE - RAYMA SUPRANI

El 10 de julio tuve la oportunidad de asistir a una presentación en Miami, organizada por Adriana Meneses y Silvia Cohen en los espacios del...